Ni siquiera debutó en la Champions League y se llegó a rumorear que Qatar le buscaba una salida. Si encima la lucen jugadores que rebosan carisma como Aubameyang, el éxito está servido. En su segunda temporada, ya totalmente recuperado, el camero se erigió como un líder tanto dentro como fuera del campo, un “brazalete sin capitán”, tal y como le definía Galtier. Por último, pero no menos importante, tenemos a la bonita camiseta del Olympique de Marsella.